REPORTAJE
Sonia G Caballero. La artista que estabas buscando.
Hay momentos en la historia personal que cambian nuestro rumbo. En este número de nuestra revista no es el primer caso que nos encontramos, pero el de Sonia G Caballero, es especial. Porque ella es especial. Una artista con una sensibilidad que recoge influencias de lejos pero que nos habla desde dentro. Hablar con Sonia G Caballero nos confirma que el arte, el talento, no necesita de normas o de reglamentos. Y que, en su caso, nos proporciona paz. Hay artistas que no te esperabas. Y Sonia G. Caballero, ha venido para quedarse.
Sonia G Caballero nació en Madrid, España, en 1976. Tu primer contacto con la pintura fue en su infancia a la edad temprana de de siete años.
¿Qué pintabas en esa época?
Pues paisajes naturales. Todo fue porque una profesora le dijo a mi madre cuando yo era una niña que me apuntara a clases, a alguna actividad artística, porque después de verme en las clases pensaba que era una pena desperdiciar mi talento. La profesora se llamaba María Jesús, de la Escuela de las Irlandesas de Madrid.
¿Tienes obras guardadas de esa época?
Sí, mi madre las debe tener guardadas.
En 1997 a los 21 años viajaste a Japón por primera vez, ¿por qué fuiste al país del Sol Naciente? ¿Y qué te atrajo de Japón?
Mi padre estuvo trabajando en Japón durante un tiempo, seis meses, que coincidieron con los meses de verano. Me fui a explorar. Pasé el verano allí. Y conocí a mi marido, Kobu. Al cabo de una semana de conocernos ya sabíamos que nos íbamos a casar.
De Japón me parece increíble como combinan lo ancestral con lo moderno. Eso me encantó. Luego hay comercio por todas partes, de todo hacen negocio. Y el orden, la sinceridad, la amabilidad, el respeto. Todo eso me encantó. Lamentablemente estamos algo lejos de esa manera de ser. La honradez. Una vez me dejé unas gafas de marca en un servicio público y cuando volví a la noche siguiente allí estaban todavía. Esas cosas me sorprendieron mucho.
Esos valores me dan una envidia y siguen siendo actuales. Un respeto por lo ajeno.
Y al año siguiente, al finalizar tus estudios de Publicidad, Marketing y Dirección de Arte te mudaste a Japón para vivir allí de manera permanente. ¿Qué objetivos te marcaste?
Sinceramente, no tenía. Yo quería vivir en Japón. Pero imagina buscar trabajo allí, todo por ordenador en el campo del diseño y no saber nada de japonés. Empecé a aprender japonés cuando conocí a Kobu. Me apunté a un colegio y estuve aprendiendo durante cinco horas diarias durante seis meses. Él había estudiado castellano, pero yo estaba casi siempre sola, así que o aprendía a hablar japonés o no hablaba con nadie.
Has comentado que tu vocación artística comenzó a tomar forma en tu primer viaje Kyoto en el año 2000. ¿A qué fue debido?
El arte en mí siempre ha sido algo latente. Pero esa imagen del artista que tenemos en mente, bohemio, con problemas económicos perennes, para mí era como la profesión prohibida. Yo tenía que hacer cualquier cosa menos morirme de hambre. Es una pena pero es verdad. Así que dejé todo lo del arte y empecé la publicidad. A la publicidad yo la veo como el arte dedicado a la venta.
Estando en Japón fui a visitar Kyoto, fue el punto de inflexión en mi vida. Fue llegar al templo de Kinkakuji, que es un templo recubierto todo de oro y algo cambió. El templo y los jardines, es uno de esos lugares que parece que te transporten en el tiempo. Y a partir de ahí empecé a usar el oro y el platino algo después. Eran decoraciones de la corriente Rimpa, que es la que yo sigo, basadas en fondos con láminas de oro o pan de oro, muy fino, que se pega sobre una superficie y se pinta encima. Una forma de decoración de la época Edo.
Explícanos cuales son las influencias más importantes de tu arte.
La decoración japonesa. Es tan sencillo, tan zen, te permite estar conmigo mismo, conectar. Menos es más.
Los artistas japoneses. Principalmente Ogata Korin un artista de la época Edo en la corriente Rimpa. Mi obra ‘Arbol de los deseos’ está inspirado en él. De hecho el artista Gustav Klimt, su ‘Árbol de la vida’ también está inspirado en este mismo artista. También tenía influencia japonesa. Muchas personas ven mi cuadro y me dicen que les recuerda a Klimt. Este mío, es como el nieto de los otros.
También me gusta mucho Shibata Zhesin. Gracias a él tengo la técnica aprendida de la laca. Era laquista, utilizaba la laca japonesa tradicional, la típica de los cuencos negros. He de decir que soy una artista autodidacta, no he ido a formarme a ningún sitio. He aprendido por curiosidad, viendo obras en museos en Japón, estudiando en libros, viendo lo que me gustaba y buscando mi propia vía.
En 2005 finalizaste tus estudios de decoración de interiores. ¿Fue un punto de inflexión en tu obra?
Estudié primero aquí en España, cuando nació mi segundo hijo. He de decir que, como ya he apuntado antes, mis estudios o mi formación profesional no ha sido realmente determinante en mi vida artística.
Tu estilo dices que es original y diferenciador tanto en la pintura como en la decoración. ¿En qué te basas para decirlo? ¿Qué es el Kourinhaku-oil» y «Neo-naturalism?
El Kourinhaku-oil es un término que he inventado hoy. Un amigo naturópata, Manuel Navarro, el Presidente de la Organización Colegial Naturopática (OCN), me dijo que en España cuando inventas algo, la gente no lo valora. Si le pones un nombre, la gente lo valora más y me inventé este. Es una influencia de Shibata Zhesin, que utiliza lacados. Pero no exactamente como él los hacía en Japón. De hecho si alguien me viese pintar vería fallos garrafales. Eso sí, el resultado es bonito y es lo que importa. Yo lo que hago es una fusión del óleo con platino y con el lacado japonés. Igual ocurre con el Neo-Naturalismo, es una fusión de estas técnicas que van con la naturaleza y con su esencia que quiero plasmar.
¿Qué buscas cuando creas retratos?
Es como una fusión entre lo que es una persona, su esencia, cómo es él y lo que le rodea. Por ejemplo, en Miguel tenía un año cuando le fotografié e hice esa obra. Miguel nació en Junio e hice esa obra, utilizando las espirales que son mi símbolo, en este caso el mar que representa el mes del año en que nació. Las conchas, las caracolas, las mariposas que son como la libertad. Utilizo elementos naturales para expresar algunas cosas.
¿Qué te ha aportado ser profesora para niños de 3 a 12 años en Japón?
Ha sido muy interesante. En los niños ves la inocencia, la pureza. Digamos que cuando trabajas con un niño ves la pureza que llevamos dentro. Ves lo que sale al natural. Es increíble las obras que crean niños tan pequeños. No sé hasta qué punto cuando estudias arte te estropean o te arreglan.
Desde hace 2 años has implementado tu obra con un nuevo proyecto focalizado a la joyería con oro, oro blanco, oro amarillo y diamantes. ¿qué te aporta el diseño de joyas únicas?
Es como un paso más, asumir un nivel más. Siento una gran satisfacción porque cada una de las obras pasa por mis manos. Y cada persona puede llevar una obra de arte única. Cuando hice la colección del ‘Arbol de los Deseos’, solo vendí medallones de tres centímetros y grandes de ocho y mucha gente me lo pedía como colgante. Y me decidí a hacerlos. Encontré a un joyero de Sevilla que trabaja para el extranjero y con el que me es muy fácil trabajar.
Y el año pasado empezaste a trabajar en esculturas de coral con platino y diamantes en combinación con oleos. ¿Un nuevo rumbo en tu obra artística?
Es una proyección que viene desde mi infancia. Desde pequeña me gustaban esos programas del mundo marino. Me hice una colección de coral entera y empecé a cuidar los corales. Tenía corales en casa. Sirve para sensibilizar con el aumento de la temperatura del planeta, el calentamiento global. Vivirlo en casa es vivirlo en primer grado. Tenemos que tener el aire acondicionado a una temperatura determinada porque si la temperatura baja dos grados pueden morir.
El tema del coral es algo que me ha obsesionado. Me quedo horas mirándolos, cómo se mueven, los colores. No somos conscientes de que la mayoría del oxígeno viene del mar, si no hay azul no hay verde.
¿Has tenido éxito en Japón los últimos 15-20 años, en qué otros países has tenido una buena cogida?
Pues sobre todo en Dubai, aunque parezca mentira, son mis fans número uno. Me pasó algo que parece un poco de cuento. Hice una publicación en Facebook de un viaje que hice, unas fotos aéreas de la ciudad. En cuatro días tenía 8.000 likes. A partir de ahí me llamó incluso un periodista de la televisión para hacerme una entrevista pero soy muy sensible y su cadena daba noticias violentas y no quise.
Me enviaban muchos mensajes, se ofrecían para trabajar conmigo… contacté con otro periodista de allí, que me propuso hacer en principio exposiciones en galerías pero la cosa fue a más. También he tenido algo de éxito en Abu Dhabi.
¿Y qué proyectos tienes para los próximos 2/3 años?
Fijo, fijo no hay nada. Aunque tengo prevista una exposición en Tokyo, en la galería Bunkamura, probablemente en 2020. Tengo muchos proyectos en mente, Dubai, Madrid, Barcelona…, también pintar las obras de hoteles, hacer obras en un centro público muy concurrido. Las obras pienso que las tienen que ver muchas personas, cuantas más mejor. Que las compre una sola persona me parece una pena. Mis obras, cuando las ven los japoneses dicen que les transmiten paz. Y creo que eso es una cosa importante que podría ser de utilidad.
Qué interesante esa visión de querer compartir tu arte y tu don. Si la gente consigue emocionarse igual que nos emocionas a nosotros, será genial. Será un placer acompañarte en tu viaje.