Nos hemos (nos han) acostumbrado a lo uniforme, a vestir sin pensar, a calcar modelos con los que sentirnos identificados, mimetizados con lo que se lleva, lo que toca, lo que alguien ya ha dicho que es lo que hay que ser, pensar o vestir.
Y sin embargo, como si de un grupo de rebeldes se tratara, todavía hay quien hace las cosas porque quiere, porque las siente, porque las toca, porque tienen un alma que las hace especiales.
Ramón Cuberta es un artesano que, desde hace 5 años, sigue un camino para el que ha encontrado unos acompañantes inmejorables. Sus propios zapatos. Un artesano que hace 5 años tuvo una visión, un sueño, en el que se vio haciendo botas de montar. Un sueño que le cambió la vida y por el que abandonó su vida anterior, viajó a Londres para formarse en la profesión de artesano zapatero y cumplir así con su destino.
Y después de todo ese tiempo, ha conseguido que sus zapatos bespoke, sean reconocidos como uno de esos elementos distintivos que no pueden faltar entre las posesiones de quienes quieren que su paso por este mundo sea singular.
Artesano y prescriptor
Esta relación que establece Ramon Cuberta con sus clientes lleva a situaciones como las que vivió con un cliente suizo al que había confeccionado un Bespoke (uno de sus zapatos a medida de unos 2.500€), que invitó al propio Ramon a Londres, lugar donde reside el cliente, para que se los lleve en persona y le acompañe a la hora de hacer las compras de sus trajes a medida en Saville Road, la cuna de la moda masculina. Se trata de completar un vestuario que comienza por los pies. De ‘maridar’ un vestuario en el que la caída del traje a medida debe estar en perfecta sintonía con los bespoke.
Unos zapatos que están hechos de acuerdo con las más altas normas de calidad recogidas por la tradición manufacturera española, utilizando los materiales tradicionales que han hecho de la industria zapatera artesanal de España un ejemplo y modelo respetado en todo el mundo.
Así son los zapatos de una persona que ha hecho de su vocación su profesión y con ella ha prodigado experiencias únicas a todos quienes comprueban que, desde sus pies, se puede mirar muy alto.
“Ramon Cuberta fue para mí un descubrimiento el pasado año, cuando mi gran amigo Ruediger Benedikt, que tiene un ojo clínico para esto, me invitó a conocer un zapatero que tenía su atelier en el Born de Barcelona. Podría definir a Ramon como un genio 2.0 de los que en España se cuentan muy escasamente. Conjuga la genialidad con la humildad de no ser petulante y a su vez sabe transmitir toda su alma en cada producto. Cuando el cliente recibe sus zapatos nota una energía y una emoción que le eleva a un estado casi místico: Ramon pone en sus zapatos parte de su alma, ¿qué valor añadido mejor que ese puede uno recibir? Sin duda alguna, no hay nada mejor.”