Usted tiene una historia. Siempre nos están ocurriendo cosas, nos pasan cada día. Incluso lo más anodino puede ser contado. Las marcas también.
Las empresas y lo que producen no se pueden limitar a ofrecerse en un mostrador, en un escaparate sin más. Y no lo hace. Si queremos que lo que hacemos tenga un vínculo mucho más fuerte con el público, con las personas de carne y hueso a las cuales nos dirigimos, debemos crear una historia, un relato, que una eso que nosotros estamos haciendo con la gente.
Las historias, los relatos, los pequeños pedazos de vida que van apareciendo cada vez más en los spots publicitarios, la inclusión de las marcas de manera a veces casual o inesperada en situaciones que parecen alejadas, la puesta en contexto de una marca, un producto, un servicio, situándose cerca de quien ha de disfrutar de ello. O simplemente acompañando, estando ahí, colocándose en la vida de la gente.
En Romero somos conscientes del valor de crear un relato, una historia. Y nuestro valor es que la propia vida, las relaciones humanas, convierten el trabajo del conector en algo habitual, imprescindible, que siempre se ha valorado y se ha necesitado para poner en marcha los proyectos más comunes o los más inopinados. La vida, sin más, nos ha puesto a todos en la tesitura de necesitar de los conocimientos, las relaciones, el saber hacer, de alguien para poder llevar adelante algo que nos urge. O quizás el sueño de nuestra vida. Somos, mientras no se demuestre lo contrario, seres sociales, necesitamos la vida en relación a los demás, desde que nos ponemos de pie hasta que nos vamos a dormir.
En nuestra historia nos gusta ser un elemento con el que se puede contar. Nos gusta hablar de nuestra ciudad, de Barcelona, nos gusta descubrir a los residentes extranjeros las virtudes de una ciudad maravillosa, de Catalunya y del resto de España. Nos gusta que se sepa que, con nosotros, se puede conseguir aquello que se necesita y se puede emprender lo que uno se proponga. Nuestra historia es la de quien está siempre al lado, creando espacios de contacto, de conversación, siendo un elemento con el que se puede contar. La historia de Romero es la de la puesta en valor de una condición innata. Estar, dar valor, conectar.
Y es una historia común y es también una historia trascendente. Y se hace cada día. Como su propia historia. Como la vida. Y lo más importante: siguiendo la receta Romero: compartición, transparencia, honestidad y profesionalidad.
